lunes, 20 de julio de 2009

Tele-sus-sesos

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El invierno se había extendido hasta el mes de julio y la lluvia se precipitaba cruelmente sobre la ciudad. Las luces, en la cima de los postes, parpadeaban una tras otra como si estuvieran anunciando un paro radical hasta el amanecer. En una de las casas de un barrio residencial una pareja de esposos iniciaba una discusión:

— ¡Qué raro! No encuentro ese collar que me regalaron tus padres el día de nuestro aniversario.
— ¿Cuál, ese de diamantes con el que presumías en la fiesta de los García?
— No, el de oro blanco con zircón que me puse en la graduación de Ricardito
— Ah, ese… ¿no lo habrás perdido en alguna de tus reuniones de los jueves?
— Claro que no, hace tiempo que no lo uso. Debería estar aquí.
— Búscalo bien que en esta casa no entra ningún extraño, ¿Quién se lo va a robar?
— La gringa
— ¿La gringa?
— Quién más podría ser, ya sabes que los gringos no son gente de confiar
— No pensabas lo mismo hace tres meses, cuando hiciste que la contratara, yo sabía que había algo raro en ella, por eso no quería que se quedara pero tú insististe tanto que…
— ¿Qué más podía hacer?, justo esos días nos quedamos sin empleada. Yo no puedo sola con todos los trabajos de la casa
— Tú nunca puedes sola con nada. Mejor busca esa pendejada y deja de hacer escándalo.

En la habitación contigua, la cama vacía esperaba al hijo de la pareja que, a esas horas de la noche, perdía hasta el respeto en uno de los casinos de la ciudad.
Mientras tanto, en el cuarto de lavandería, Sally McDowell terminaba sus labores y se disponía a ver la televisión; que era el único medio que tenía a su alcance que le permitía tener noticias de su país. Ajena a la discusión que se ventilaba en el cuarto de sus patrones, se acercó al pequeño aparato que se encontraba en la cocina, frente a la mesa que utilizaban para el desayuno, y lo encendió.

On

Aquí comienza Telesussesos, el noticiero de mayor credibilidad de todo el país. Retransmitido por la señal de Radio Cronistas a lo largo de todo el territorio de la Gran Colombia…
Amables televidentes tengan ustedes muy buenas noches. Les saluda Selena Gómez dando inicio a una edición más de Telesussesos. Empezamos con noticias internacionales:
Se intensifican los enfrentamientos en el Medio Oriente. Esta tarde un convoy norteamericano fue emboscado al norte de la localidad de Ardabil dejando como resultado unos 37 muertos y al menos 70 heridos. Mientras tanto en la capital de los Estados Unidos, el gobierno prepara una serie de medidas para contrarrestar la dura crisis que enfrenta ese país y que ha producido un fenómeno migratorio sin precedentes.

Continuamos con información nacional: el Parlamento está por aprobar una Reforma de Ley que permitirá deportar de inmediato a los extranjeros indocumentados que se encuentren en territorio Grancolombino. Esto, debido a la ola de ciudadanos norteamericanos que vienen en busca de empleos y que según las estadísticas se han incrementado en los últimos dos meses. La medida es rechazada por gran parte de la población extranjera que exige al gobierno que se les de más facilidades para sacar los documentos. Tenemos un informe de nuestro compañero Raúl Cevallos desde las afueras del Congreso.

Así es Selena, me encuentro justamente aquí en las afueras del Parlamento donde un pequeño número de manifestantes se han congregado para expresar su rechazo a la ley de migración que se está discutiendo en éste momento. Muchos de los manifestantes se quejan de que en las oficinas del gobierno no se les brindan las facilidades para legalizar su situación aquí en La Gran Colombia. Al mismo tiempo, reclamaron por la serie de maltratos que dicen recibir por parte de sus empleadores. Eso es todo por el momento, desde el Congreso, reportó Raúl Cevallos, volvemos contigo al estudio, Selena.

Bien, gracias por tu informe Raúl cuando es tiempo de un corte comercial, ya volvemos con más noticias.
Off

Apagó la televisión porque le pareció escuchar un ruido en la sala. Tenía razón, era él: el joven Ricardo que volvía otra vez tambaleándose, empapado hasta las comisuras, tropezando con cada objeto hasta llegar arrastrándose a su habitación. Tuvo ganas de ir a ayudarlo, de quitarle la ropa mojada, secarlo suavemente con la toalla, acostarlo en la cama y cubrirlo con las sábanas. Sin embargo, contuvo la emoción, deseando con todas sus fuerzas que sea mañana, que los patrones se vayan a trabajar y que se quede sola en la casa, sola con el joven Ricardo.

Cuando los señores se iban al trabajo, ella limpiaba una a una las habitaciones, lavaba los platos del desayuno, regaba las plantas, fregaba los baños, sacudía el polvo de los muebles y al final, iba al cuarto del muchacho que siempre dormía hasta tarde. Entraba sigilosamente, con su vestido corto de sirvienta de telenovela, aguantando la respiración como si ahogara un suspiro. Su corazón, frenético, estaba casi siempre a punto de delatarla, dándole furiosos golpes dentro del pecho. Él estaba ahí, tendido sobre la cama, semidesnudo, con aquella enorme erección matutina que hacía que los ojos de la mujer se descontrolen como si quisieran salir de sus órbitas para estar cada vez más cerca de aquel fardo indómito. Entonces, sin quitarle la mirada ni las ganas de encima, limpiaba la habitación del muchacho hasta que cualquier ruido, aparentemente accidental, despertase el resto de su cuerpo.

En los días siguientes, los dueños de casa continuaron discutiendo aquel misterio de las cosas desaparecidas. Poco a poco se fueron dando cuenta de que faltaban más objetos en la casa. La afeitadora eléctrica, el jarrón de cristal, la maquinita de masajes, los palos de golf, el portarretratos, los candelabros de plata. Cuando le preguntaban a la gringa si había visto eso o aquello, ella se hacía la desentendida y negaba con la cabeza. Pese a los gritos y maltratos que recibía, la joven insistía en su inocencia y con sus lágrimas apaciguaba la humillación.

En una ocasión, el patrón entró en su pequeño cuarto. Sacó las sábanas, volteó la cama, desbarató los cajones, tiró por el suelo la poca ropa que tenía. Luego, la sacudió de los cabellos y la arrastró como a un sabueso en busca de los objetos perdidos. Ella gritaba descontrolada pidiendo ayuda pero nadie la escuchaba. Estaba sola, lejos de su patria; y como era indocumentada, era imposible acudir a las autoridades. Pese a todo el alboroto, los patrones no encontraron nada; no había pruebas de que ella fuera la ladrona. Jamás había salido de la casa y no conocía a nadie en la ciudad. No hallaron dinero ni nada que les hiciera pensar que vendió los objetos. Sin embargo, las cosas seguían desapareciendo y no parecía haber explicación racional para este misterio.

— Esto es el colmo, se han perdido mis aretes; no aguanto más
— Pero ¿por qué no los metiste en la caja fuerte con el resto de las joyas?
— No podemos meter toda la casa en la caja fuerte, ¿no lo entiendes? Esto no puede seguir así
—Tienes razón, no se cómo pero esa maldita gringa nos sigue robando.
— Llama a la policía, una ladrona como ella debe estar en la cárcel
— No podemos hacer eso. No se qué hace con las cosas. Lo que tenemos que hacer es echarla.
— Entonces no pierdas más tiempo, debimos haber hecho eso desde hace mucho.
— ¡SALLY, SALLY! Ven acá
— Sí, señor
— Dónde están los aretes de la señora
— Yo no sé, ...
— Mentirosa
— Pero es verdad, yo no...
— Eres una ladrona de mierda, quiero que, en éste momento, cojas tus cosas y te largues
— Pero yo no ha sido, yo no robar, no ser ladrona
— Ya te dije que te fueras, no hay más lugar para ti en esta casa y no te voy a pagar ni un solo centavo, agradece que no llamo a la Policía
— Pero no tener a donde ir, no conozca a nadie please, please.
— No me importa, largo de aquí, ¡fuera! ¡Fuera!….

Después de algunos días, seguían descubriendo objetos desaparecidos pero suponían que se trataba de las últimas cosas hurtadas por la gringa. Entonces, se alegraban de haberla puesto en la calle. Le deseaban la peor de las suertes y juraban que nunca más contratarían a una extranjera. Una mañana, mientras la pareja desayunaba en la pequeña mesa de la cocina, llegó Ricardo con claras muestras de embriaguez y mala noche. La madre, angustiada por el estado de su hijo, le preparó un café mientras el padre encendía la televisión.

ON

Y en otras noticias, esta mañana fue encontrado el cuerpo sin vida de una mujer de nacionalidad estadounidense. Al parecer, la dificil situación econòmica o alguna decepción amorosa la llevaron a tomar la terrible decisión de quitarse la vida saltando desde el paso a desnivel de la avenida octava. Según la información dada por el forense, la mujer tenía dos meses de embarazo.
Hasta aquí la información siga en sintonía de éste canal y recuerde que mañana lo esperamos en una entrega más de Telesussesos.

off