lunes, 11 de mayo de 2009

El origen del pecado


Cuando pensamos en el origen del pecado nos remitimos de inmediato a la tan manoseada historia de Adán y Eva. No obstante, la supuesta desobediencia en la que infringieron aquellos solitarios habitantes del planeta, no fue sino una consecuencia.

Tiempo antes de que el Buen Padre construyera con el barro de la Tierra al primer hombre, había colocado en su Paraíso a una hembra. Su nombre era Julieta, la hija de la Luna. Este primer experimento de la estirpe humana parecía tener todo lo necesario para el correcto desarrollo de la humanidad. Esto es: Condición física, Sabiduría y Virtud.

Julieta acostumbraba deambular por aquel majestuoso escenario de flores y verdes prados repletos de árboles de los cuales brotaban deliciosos manjares, bañados por la frescura del rocío. Si con el transcurrir de la tarde sentía la obstinada necesidad de comer podía tomar libremente cualquier fruto sin ninguna restricción. Así pasaba los días, de un lugar a otro, acompañada por el maravilloso canto de las criaturas. Por las noches, se acostaba sobre un suave manto de hierbas fragantes y dormía sin sobresaltos, abrigada por la tibia luz, caricia sutil de su Madre y de cientos de miles de estrellas.

Un día, caminó por un sendero de girasoles y llegó hasta el recodo de un manso río. Eran sus aguas tan quietas y cristalinas que al acercarse a beber de ellas, vio por primera vez el reflejo de su rostro. Era tan bella como la misma luna en una noche despejada de primavera. Sus ojos eran claros y más profundos que aquel regato; la piel blanca; los labios encarnados; y los cabellos precipitados como cascadas doradas. Luego se acercó un poco más y pudo ver sus senos, redondos como médanos humedecidos por el agua que se había derramado al beber y de cuyos pezones se sujetaban dos gotas que brillaban como diamantes al contacto con los rayos del sol. Finalmente, colocó sus rodillas en el filo de la orilla y abrió las piernas hasta donde pudo para lograr ver con claridad aquello que hasta aquel momento había sido un misterio. Entonces, una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo y, enseguida, pensó en las palabras que le había dicho el Buen Padre a cerca de no explorar en aquellos terrenos de su cuerpo. Pues, si lo hacía se convertiría en un ser impuro. Arrepentida y a la vez perturbada, se alejó a toda prisa, dejando atrás aquel acuoso espejo cuya revelación, sin embargo, continuaba flotando dentro de su cabeza. Cuando el negro lienzo de la noche cubrió el cielo, Julieta se encontraba recostada sobre la hierba, pero esta vez, ni la suave caricia de la Luna le permitía conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, tuvo que hacer un gran esfuerzo para no mirar y lidió contra la voluntad de sus manos, que luchaban por hurgar aquella zona recién descubierta. Se echó a andar por el campo tratando de sacar de su mente aquella imagen y de ahogar aquel sentimiento que la inquietaba. Caminó un largo trecho hasta que se encontró con una pareja de felinos que se apareaban tras el follaje. Unos metros más adelante, un pavo real abría su abanico de plumas. Luego escuchó el aullido de una loba en celo y el graznido de las garzas. Se dio cuenta de que todas las hembras del Paraíso tenían algo que a ella le hacía falta. Atribuyó su soledad a la imperfección del universo, y sintió desprecio hacia su Creador.
Sin darse cuenta sus pasos la llevaron hacia el río y tuvo el enorme deseo de proyectar su imagen sobre el agua. No obstante, consciente de las terribles consecuencias que podían acaecer sobre ella, decidió mantenerse lejos de la orilla y prefirió nadar. De pronto, al llegar a la parte más profunda, sintió la fuerza de la corriente fluir entre sus piernas, como una tormenta fresca de burbujeante espuma. El clamor de su cuerpo se había vuelto impostergable. Buscó la salida desesperadamente. En el filo de la orilla había una roca enorme, que tenía un vértice largo y prominente como cuerno de unicornio. Se agarró de él para ayudarse a salir del agua y se dirigió hacia un manzanal que estaba cerca. Se escondió bajo la sombra de sus ramas y dejó que sus manos palpasen libremente su zona prohibida, con los ojos cerrados y con el labio inferior aprisionado entre los dientes. Sintió como aquella sensación extraña dentro de si se volvía cada vez más intensa y más devastadora; hasta dejarla inmóvil, exhausta y al fin tranquila…

De repente, la voz del Buen Padre irrumpió el silencio de la arboleda. Una cuadrilla de aves emprendió un vuelo estrepitoso. Julieta, tendida bajo la sombra del manzanal, lo miró fijamente, sin que su rostro mostrase la mínima señal de vergüenza o arrepentimiento. La voz sentenció el castigo por haber quebrantado la virtud y la inocencia de la especie humana. Julieta, la hermosa joven, hija de la luna fue convertida en víbora, el animal más impuro sobre la faz de la tierra.

Desde entonces, ella se autoproclamó como la Tentación. La que muestra los placeres secretos de la desnudez. Tal como lo hizo, desde el manzanal donde fue maldecida, con la siguiente generación de humanos. Aquella en la cual, el Buen Padre, aprendiendo de sus errores, incluyó la pieza que le faltaba para lograr el equilibrio en la creación: el hijo del pecado, el Hombre.

6 comentarios:

Carol Arosemena dijo...

I like it.. yo creo que ya tenemos suficiente de Julieta, creo que está creando un serio trauma en ti. Bueno a lo que ba i comentario: me gusta la importancia que le das a la descripción del escenario auqneu hay ciertas partes en las que es un poc exesivo, no me convenció mucho la "obstinada necesidad de comer" ¿por qué obstinada?, algo que me dijeron ami también en clases fue los difernetes tonos al relatar me parece que cuando utilizas el "cayó en cuenta" dsntona un poco. Solo son unas pequeñas sugerencias en general me parece un buen texto.

La Chica del arete rosa dijo...

Creo que Carol tiene razon con lo de los tonos: si eres narrador debes mantener el mismo estilo todo el camino, sin dejar que tu forma normal de hablar se filtre. Fuera de eso, me encanta la idea de que Dios haya cometido un error y la vibora tenga una razon de estar clavada en ese manzanal. Largo, pero no pierdes nunca el hilo. Sigo pensando que eso de "condicion fisica" esta raro.

Unknown dijo...

Me gusta muchísimo... Sólo noté que desentona el mismo "cayó en cuenta" que mencionó Carol.

Escribidor dijo...

Excelentes descripciones, muy propicias para el escenario escogido.
La elección de un tema religioso que trata acontecimientos ocurridos en tiempos inmemoriales otorga a todo el relato el ambiente de lo fantástico.

Molo dijo...

Me convenció, fantástico! Creo que tomaré tu versión y dejo a un lado la de la Biblia. En serio que el mito funcionó a la perfección.
A veces es inevitable dejar algo de ti en el texto, eso suele suceder.

JM.CabreraKožíšek dijo...

A falta de sombrero, me quito la gorra ante usted, caballero. Está genial y parece, efectivamente, una pieza perdida del rompecabezas, que la religón provoca más jaquecas que cualquier otra cosa. Rockero tenías que ser.

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