domingo, 24 de mayo de 2009

Colt 38


Por fin llegó el día en que decidiste sacarme de aquel cajón oscuro donde no fui más que un objeto inútil y olvidado. Que bueno es sentir tus manos agarrándome con vehemencia y saber que estoy de regreso a la insensatez del mundo; a la vida, sin la cual mi existencia no tendría ningún sentido. Volver a encontrarme con el viento y el calor de la tarde que poco a poco se marchita dejando el cuarto cubierto por un amoratado espectro. ¡Ay! si no hubiera sido por aquella lámpara de focos amarillos habríamos desaparecido en las tinieblas. Bendita la luz que le da vida a tu silueta en la pared manchada. Que me permite seguir uno a uno tus movimientos. Aunque no vea la palidez de tu rostro, puedo sentir el precipitado latido de tu corazón y la fuerza aprisionadora de tus manos que se tornan cada vez más trémulas. ¡Oh! como me llevan al lugar exacto donde una gota de frio sudor proveniente de tu frente me humedece. Y el resplandor fugaz que precede al estallido que me sacude desde adentro. Y el espantoso grito del silencio; de tu sombra que se desploma. Y el olor a sangre y pólvora que me embelesa hasta que tu mano, ya sin fuerza, me libera.

2 comentarios:

La Chica del arete rosa dijo...

Lo que más me gusta del relato es que es, desde el punto de vista de una pistola, ese minuto eterno antes de la muerte, donde cada elemento (las sombras, los focos, el sudor, el viento) apuntan hacia lo que va a ocurrir y crean una gran atmósfera en torno a la acción. Las interjecciones le dan fuerza a la narración del personaje pistola, haciendolo más real que si simplemente dijeras su color, modelo, etc.

Lo malo, es que tal vez podría, debido a la tensión, ser un cuento.

Unknown dijo...

Buena descripción desde la perspectiva de la pistola. :D Harta tensión antes dle momento temido. Es como abrir una puerta cerrada :S

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